lunes, 20 de abril de 2015

Deja la mentalidad de empleado

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Una vez decidimos arrojarnos del avión, gritar “Jerónimo” y dar el salto a la independencia económica con la constitución de nuestra empresa propia, es probable que cometamos muchos errores, el más grave de ellos quizás es persistir en la mentalidad de empleado.
¿En qué consiste exactamente preservar este tipo de mentalidad?
Está relacionado directamente con una adicción. Por fuerte que parezca el término así lo es. Cuando hemos sido empleados con una entrada fija y constante nos volvemos adictos al pago mensual. Muchas crisis se pueden generar de esta costumbre. Entre ellas que tu no estás habituado a ser su propio jefe.
Por tanto cuando no tienes a alguien que te dirija y supervise, tu como nuevo emprendedor te relajas, trabajas sin planear, no estableces metas, realizas con posterioridad las actividades difíciles y no sales de la zona de comodidad. Es muy natural y muy fácil que desees querer ganar más sin hacer más o trata de abarcar todas las tareas y no te enfocas en aquellas que son prioritarias para el desarrollo de tu negocio.
Fácilmente puedes llegar a manejar muy mal tus ingresos y no hacer reinversión del capital como lo requieren todas las empresas y más en sus comienzos. Si llegas a recibir en un principio ingresos superiores a los que tenías, es probable que los consideres dentro de tus gastos personales y dejes a un lado su interés principal: Tu negocio.

El principio es muy sencillo:  El dinero siempre se debe reinvertir para producir más dinero.

Ahorrar e invertir, son claves fundamentales para el desarrollo personal  y de una empresa.
Es fundamental tener metas claras. Imagina un barco navegando sin rumbo. ¿A dónde llega? Mientras fuiste empleado siempre te indicaron cuál era el puerto. Ahora es tu momento.
Este error de no plantearse unas metas le suele suceder a los nuevos emprendedores por varias razones. Entre ellas están: el temor o miedo a lograr metas determinadas. La baja autoestima, la duda siempre será enemiga de las metas claras. No tener la menor idea de cómo desarrollar un plan y abstenerse de buscar asesoría.
Decídete entonces con total claridad a ser tu propio jefe, cuídate de lo fácil, asigna un norte a tu barco,  ya no eres el empleado.

Eres la persona que debe mantener el rumbo de su propia empresa.

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